Por ahí me decía alguien en Nicaragua, que nosotros (los de la Casa), vemos los poemas de una manera muy fría, y que salimos con críticas medio raras acerca de los poemas. Para ejemplificar esta forma rara de tratar nuestro trabajo quiero citar a René:
“Pues no sé si ya corregiste el gerundio del segundo verso, porque no lo veo, leo una pasado "perdieron". En el 5o verso el gerundio es lo que le da fuerza al verso, si lo ponés de otra forma creo que se te debilita, y el gerundio "llevándole" del 7o verso se puede sustituir por "al llevarle" y ya. Ahora con cuestiones de gustos purititamente va, el detentan creo que le resta un poco de sonoridad al verso inicial, se oye forzadito proba con "retienen o poseen".”
Bueno, y ahí todavía falta lo de las cesuras y los hemistiquios. Debo decir que me puso a dudar, pensé si será esta la forma en que debemos tratar los textos, así que recurrí al Maestro. No, no recurrí a Rafael, me refiero que recurrí a Gabriel García Márquez, veamos que nos dice:
“…padezco de la bendita manía de contar. Y me pregunto: esa manía, ¿se puede transmitir? ¿Las obsesiones se enseñan? Lo que sí puede hacer uno es compartir experiencias, mostrar problemas, hablar de las soluciones que encontró y de las decisiones que tuvo que tomar, por qué hizo esto y no aquello, por qué eliminó de la historia una determinada situación o incluyó un nuevo pasaje… ¿No es eso lo que hacen también los escritores cuando leen a otros escritores? Los novelistas no leemos novelas sino para saber cómo están escritas. Uno las volteas, las desatornilla, pone las piezas en orden, aísla un párrafo, lo estudia, y llega un momento en que puede decir: “Ah, sí, lo que hizo éste fue colocar al personaje aquí y trasladar esa situación para allá, porque necesitaba que más allá…”. En otras palabras, uno abre bien los ojos, no se deja hipnotizar, trata de descubrir los trucos del mago”
En mi opinión, si esta es la forma de ver la literatura que tiene Gabo (que confianzudo), y le ha servido para escribir Cien años de soledad y otros libros excelentes, quiero seguir el mismo camino, talvez algún día…
“Pues no sé si ya corregiste el gerundio del segundo verso, porque no lo veo, leo una pasado "perdieron". En el 5o verso el gerundio es lo que le da fuerza al verso, si lo ponés de otra forma creo que se te debilita, y el gerundio "llevándole" del 7o verso se puede sustituir por "al llevarle" y ya. Ahora con cuestiones de gustos purititamente va, el detentan creo que le resta un poco de sonoridad al verso inicial, se oye forzadito proba con "retienen o poseen".”
Bueno, y ahí todavía falta lo de las cesuras y los hemistiquios. Debo decir que me puso a dudar, pensé si será esta la forma en que debemos tratar los textos, así que recurrí al Maestro. No, no recurrí a Rafael, me refiero que recurrí a Gabriel García Márquez, veamos que nos dice:
“…padezco de la bendita manía de contar. Y me pregunto: esa manía, ¿se puede transmitir? ¿Las obsesiones se enseñan? Lo que sí puede hacer uno es compartir experiencias, mostrar problemas, hablar de las soluciones que encontró y de las decisiones que tuvo que tomar, por qué hizo esto y no aquello, por qué eliminó de la historia una determinada situación o incluyó un nuevo pasaje… ¿No es eso lo que hacen también los escritores cuando leen a otros escritores? Los novelistas no leemos novelas sino para saber cómo están escritas. Uno las volteas, las desatornilla, pone las piezas en orden, aísla un párrafo, lo estudia, y llega un momento en que puede decir: “Ah, sí, lo que hizo éste fue colocar al personaje aquí y trasladar esa situación para allá, porque necesitaba que más allá…”. En otras palabras, uno abre bien los ojos, no se deja hipnotizar, trata de descubrir los trucos del mago”
En mi opinión, si esta es la forma de ver la literatura que tiene Gabo (que confianzudo), y le ha servido para escribir Cien años de soledad y otros libros excelentes, quiero seguir el mismo camino, talvez algún día…